Argentina
En un recorrido por el barrio de Boedo, en Buenos Aires, se pueden percibir los dos estados de ánimo predominantes en Argentina: optimismo y escepticismo, aprobación y rechazo. Mientras que en algunos almacenes se leen carteles que prohiben el paso de Javier Milei y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por la zona, en los alrededores la construcción de nuevos edificios avanza a toda marcha, con martillos y obreros trabajando en lo que se espera sea un futuro próspero.
A punto de cumplir 500 días en el poder, Javier Milei se mantiene en el centro de la atención, tanto a nivel nacional como internacional. Su mandato ha provocado opiniones divididas: mientras la izquierda lo critica fuertemente por su enfoque económico liberal, muchos economistas lo ven como el salvador de un país que ha estado ahogado por la burocracia y las regulaciones.
Una de las medidas más destacadas de Milei ha sido la eliminación del "cepo cambiario", un conjunto de restricciones que los gobiernos anteriores usaron para frenar la compra de dólares y controlar la inflación. En opinión de Aldo Abram, economista de la Fundación Libertad y Progreso, el fin del cepo no ha desestabilizado la economía como algunos temían. "El tipo de cambio se ha estabilizado sin crisis ni devaluación", asegura Abram.
Sin embargo, no todos comparten este optimismo. En varios comercios de Buenos Aires, los carteles que rechazan la presencia de Milei y Bullrich son una clara señal de desaprobación.
En un reciente discurso televisivo, Milei celebró los avances económicos, señalando que después de más de un siglo de déficits fiscales, Argentina finalmente ha alcanzado un presupuesto equilibrado. "Hoy somos uno de los cinco países del mundo que solo gasta lo que ingresa", afirmó con entusiasmo, anticipando un futuro de crecimiento económico sostenido. Aunque reconoció que este cambio no será inmediato, aseguró que el país está en el camino correcto para alcanzar el mayor crecimiento económico de los próximos 30 años.
Los datos del INDEC indican una ligera mejora en la pobreza, que se redujo al 38,1%, y una disminución en la inflación en 2024, lo que podría augurar un escenario económico más estable en el futuro cercano.
A pesar de estos logros, las críticas no cesan. Svenja Blanke, de la Fundación Friedrich Ebert, cuestiona la estrategia del gobierno de utilizar el tipo de cambio como una herramienta para controlar la inflación. Según Blanke, este enfoque ha provocado una fuerte apreciación del peso, lo que ha afectado negativamente a los sectores más vulnerables de la población. "Hay una especie de 'masacre social' que afecta a los ingresos, la educación, la cultura, las infraestructuras públicas y más", afirma.
Por otro lado, Hans-Dieter Holtzmann, de la Fundación Friedrich Naumann, se muestra más optimista. Considera que la eliminación de las restricciones de capital y la flexibilización del tipo de cambio son pasos clave para la recuperación económica. Además, subraya la importancia de ratificar el acuerdo UE-Mercosur para abrir nuevas puertas al comercio e inversión, especialmente en sectores estratégicos como el energético y los minerales.
En las calles de Buenos Aires, la contradicción es palpable. Mientras algunos restaurantes y cafés están llenos de clientes, otras manifestaciones, como las de los pensionados, desafían las promesas de Milei de que solo las élites se verían afectadas por las reformas. Las tensiones sociales siguen siendo un tema candente mientras el país navega entre la esperanza y el escepticismo en su camino hacia el futuro.
Fuente: DW